Lo siento. tenía que titular esta página de alguna manera y la palabra que se acerca más para definir lo que hay en esta página es «Escultura», pero por favor, poner toda la distancia que requiere.

Vi una cosa de el genial Picasso por ahí, y me entraron ganas de hacer algo corpóreo. También, claro, pensando que parte del trabajo de esta modalidad creativa, la más difícil, la de terminarlo bien,  la hace un taller, y por lo que me contó Juana Cordero el día que visité su exposición, los del taller te pueden hasta reconstruir algo que se te ha chafado por guardarlo mal o transportarlo peor, algo que en lo que yo soy el mejor.

A parte de eso, tiene la ventaja de que una vez que te llega la obra, ya no la puedes retocar. Vamos que no te puedes poner a ponerle pegotes de cera ni darle con un martillo para aligerar una zona.

Para empezar me decidí por la Cera. Juana me la aconsejó y ahí me fui al niño del r… ¡miento!, mande a mi suegra al Niño del Remedio cerca de la calle Mayor para comprar cera de cirio. Ella se ofreció porque así se hacía una novena por nosequién.

Muy preocupado por las torturas que en aquel momento veían la luz. Me refiero a las de Abú Grahib, me puse a hacer a un torturado abatido en el suelo, queriendo dar toda la carga expresiva en su figura, pero sin rostro para que tocase a mas humanos sin distinción de rsr. Esas cosas que tenemos los mesiánicos.

La hice, pero nunca la llevé al taller a que la arreglasen con el acabado final y la milagreasen a un bonito bronce. La guardé en el tendedero sin caer en que una vez cada 12 meses, en esta ciudad cae la del Sinaí. Olas y olas de calor le han dejado al pobre, que yo ya no sé si las magulladuras y quebrantamientos que tiene, eran de la carga expresiva o de lo que la calorina ha esculpido a su bola. Después de unos añitos lo he sacado de la bolsa, de la que no quería despegarse y le hecho una fotito para que, al final, por lo menos quede eso. Aquí lo tenéis, postrado por la injusticia y por el calor.

 

Hice alguna cosita más, pero a estas alturas son prácticamente bolas. He rescatado dos piezas curiosas. Debería estar trabajando en esa época en Telecinco, junto al plato de mujeres, hombres y viceversa, y me inspiró para hacer una pieza que sintetizaba la masculinidad. Sólo lo necesario.

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Y en este mismo orden de cosas me hice una parejita de adán y  Eva, de la que sólo se conserva él. Por lo que recuerdo, ella era exactamente la inversa. Cabeza más grande, brazos delgaditos y boquete.

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Dejé los cirios del niño del remedio, cansado de que el verano derritiese tanta creación. Para lo siguiente, me saqué del sobaco un nuevo material que aspira a ser cemento, pero que no lo es. Son cartones grises de 1 mm, pegados uno encima de otro como si fuera un contrachapado, hasta formar un buen grosor. La verdad es que es chulo porque es muy sólido, pesa y lo puedes pintar como papel. Así me hice este alegre bailarín (20 x 20 cm aprox.):

Que por cierto ya tiene un leñazo en una de sus rodillas. Lo coloqué encima de uno de los bafles -por aquello del bailoteo- y con las vibraciones un día se despeñó. Nada grave pero deberá pasar por el trauma y la pintura. Tanta alegría, es lo que tiene.

Me animé y con la misma sierra de calar me atreví con dos piezas de madera. Eso sí, manteniendo el mismo espíritu de linea simple. No encuentro ninguna foto, pero ya la pediré. De momento os dejo el boceto que hice. Dos luchadores:

luchadores